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Bienvenidos

Kaivalya es una escuela de Yoga dirigida por Isabel Cervantes, con más de 24 años dedicada a la transmisión y enseñanza del yoga, formada en Hatha Yoga, Kundalini Yoga, Canto Védico, Meditación Transpersonal y Mindfulness, así como en otras disciplinas relacionadas con el yoga y el crecimiento personal.

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“Los adultos somos el espejo donde se reflejan los niños”

Ser adulto hoy en día es mucho más de lo que reconocemos y afrontamos como el presente. Es una responsabilidad sagrada que se tiene con los niños y adolescentes, con las futuras generaciones. Nuestro deber es asumirlo, porque para ellos somos un espejo en el que se ven reflejados y depende de la claridad con la que nos veamos a nosotros mismos en él, que ellos tendrán una oportunidad de vivir sus vidas llenos de alegría y sin prejuicios, en conexión con su Ser interior.

La semilla de la formación del Método Suryakiranam Yoga para Niños y Adolescentes es un rayo de luz, el puente arcoíris que se quiere ofrecer a las nuevas generaciones, persiguiendo el objetivo de mostrar lo más claro y armonioso posible, ese espejo en el que los niños puedan reflejarse a través de la labor de los futuros Instructores de Yoga.

“Somos todo lo que podemos transmitir”, reflexiona Isabel Cervantes, directora de Kaivalya Escuela de Yoga y creadora del Método Suryakiranam, quien nos ofrece en esta entrevista sus consideraciones sobre esta importante misión que es parte de todos y representa una de las claves para un futuro próspero y lleno de plenitud.

-¿Cómo se gestó el Método Suryakiranam Yoga para Niños y Adolescentes?
-La formación Suryakiranam la fui gestando durante muchos años porque sentía que la sociedad tenía y tiene un agujero muy grande y está en el adulto. Como el adulto no haga un trabajo personal, no sane sus raíces, no sane la relación consigo mismo, no haga un trabajo de reconexión con sus emociones y sus patrones de pensamiento, el niño no tendrá un buen espejo en el que reflejarse. El espejo está lleno de miedos, traumas,y bloqueos propios y ancestrales. Entonces, ¿qué ven en sus padres, en los maestros, en la misma calle? personas desorientadas, perdidas, absorbidas por la vida cotidiana, atrapadas en patrones comportamiento que les generan confusión y dolor.

¿Cuánta responsabilidad podría asumir el adulto en ese rol?
-Los adultos somos el espejo donde se reflejan los niños. Está en el adulto que sea posible aportar una nueva luz a las próximas generaciones, porque es el que tiene la responsabilidad de hacer un trabajo interior, de sanarse y expresar su sabiduría en el espejo en el que se vea sombras, con sus aciertos y sus errores, pero con una conciencia activa y en evolución.

-¿De qué manera se puede generar un cambio a partir de un adulto consciente?
-Cuando los niños y adolescentes se relacionan con un adulto consciente, lo único que quieren es aprender de él, tanto pequeños como grandes. Esa es la experiencia que he tenido a lo largo de los años. Se acercaban porque sentían algo que les hacía abrirse, hacían preguntas de todo tipo y al hablar con ellos, durante la práctica de yoga, me decían que sentían que en las clases de yoga conectaban con una calma, con una sensación muy agradable,compartían su sentir no se sintiéndose juzgados. Y la clave es que sentían que estaban rodeados de personas con las que podían compartir sin prejuicios, de forma armoniosa, libre, encontrando caminos de sanación y de mayor comprensión sobre lo que pasaba en su vidas. Hoy en día sigue sucediendo y he de reconocer que ha sido un camino de profundo aprendizaje para mi también.

-¿Cómo vivió su propia experiencia antes de la creación del Método Suryakiranam?
-Desde que era niña, sentía que no habían adultos disponibles con los que pudiera tener una conversación sin sentirme con miedo a ser juzgada o incomprendida. Así me di cuenta desde hace muchísimos años del problema tan grande que hay en la sociedad.Si no hay trabajo interior no se desarrollan las habilidades sociales como la capacidad de escucha, la empatía, la paciencia…y tantas otras.

La formación en el Método Suryakiranam es como un puente arcoíris para todos los adultos, es un camino de reencuentro con uno mismo a través del yoga y el mindfulness, es aportar unas bases sobre las cuales el adulto continúe su formación, le estimule la curiosidad para seguir aprendiendo sobre sí mismo y de esta manera ser el mejor espejo, el mejor lugar en el que el niño y el joven puedan reflejarse y crecer.

-¿Cuáles son los objetivos de la formación Suryakiranam?
-El objetivo de Suryakiranam es preparar en profundidad a diferentes tipos de profesionales. El mundo de los niños y adolescentes requiere de adultos que ya han hecho un trabajo profundo con ellos mismos. Queremos que sean capaces de reconocer su propio cuerpo, de observarse a nivel mental, de recordar su propio desarrollo, desde que eran niños hasta adultos, recordar todas las etapas y cómo se sintieron. Se trata de la sanación de las memorias de su infancia, de recapitulación, actualización de cómo está viviendo y qué puede hacer para cambiar, para mejorar la calidad de su vida.

-Se trabaja el Ser en todas sus dimensiones…
-Eso es muy importante a la hora de desarrollar, no solamente una empatía en cuanto al niño al que le van a enseñar, sino también actualizar el estado personal, porque nos olvidamos enseguida de lo que hemos vivido y a menudo se queda como un pozo a nivel celular. En yoga, lo identificamos como una serie de Samskaras, patrones que vamos creando a través de actitudes repetitivas y que estructuran nuestro comportamiento sin darnos cuenta y perdemos la libertad de ser.

-Entonces el reflejo en el espejo parte primero de cómo se ve el adulto…
-Somos todo lo que podemos transmitir. No podemos transmitir a un niño o a un joven desde lo que hemos aprendido en un libro, tenemos que vivirlo para que el niño sienta que es una experiencia orgánica y te preste atención. Cuando vives desde el corazón, transmites desde el corazón e inspiras a otros a encontrar su propia luz.

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